Por: Regina Pineda
Tanto el horneado como el freído son métodos de cocción que nos ayudan a transformar los alimentos para que sean mucho más digeribles, nutritivos, inocuos e incluso más ricos. A lo largo de la historia se han ido desarrollando nuevas técnicas de cocción que aportan distintas características a los alimentos.
La principal diferencia entre el horneado y el freído es el valor final nutrimental de nuestro alimento. Mientras que en el horneado solamente estamos deshidratando y calentando el alimento sin someter los macronutrientes a temperaturas extremadamente altas, en el freído estamos sumergiendo nuestra materia prima en un lípido a una temperatura de alrededor de 170° C. Durante este último proceso de cocción todo el alimento absorbe dicha grasa saturándolo, aumentando su contenido calórico y disminuyendo su calidad.
Es real que todos los alimentos fritos siempre nos saben mucho más rico pero lo que estamos introduciendo en nuestro cuerpo es extremadamente dañino. Se ha demostrado que los alimentos fritos están altamente relacionados con problemas de obesidad, hipertensión e incluso cáncer. Mientras que los alimentos horneados potencializan los macronutrientes brindados al igual que el freído un delicioso sabor y excelente textura.
Muchas veces pensamos que por tener materia prima de primera calidad no es tan importante el método de cocción que elegimos para comérnoslo, pero si lo es. Es por esto que siempre tenemos que investigar lo que ingerimos y el proceso de cocción al que fue sometido. Encontrar un balance en el que puedas comer la mayoría de las veces alimentos horneados en vez de fritos sería ideal.
Es importante experimentar con nuestra comida probando cosas nuevas y más sanas. La cocina es un laboratorio en donde existe la prueba y el error, pero también está sujeta a las preferencias de cada persona. Esto no impide que podamos usar nuestra creatividad para descubrir sabores y técnicas nuevas.